Por: Carlos Augusto Jiménez Delgado
Una sonrisa, una muestra de
afecto y de cariño en medio de un panorama poco alentador, fue la cara que mostró Anna, una señora que a pesar de vivir rodeada de refugios hechos
con pedazos de madera, de niños que juegan
todo el día sin haber probado bocado, aun guarda la esperanza de encontrar un
futuro alentador. El barrio la chinita, fue el destino donde nos adentramos,
pero la tarea no fue nada fácil, pues una de las tantas raíces que tiene la
pobreza, es la violencia, producto en muchas ocasiones del desespero por no
encontrar salidas, las ganas de obtener dinero rápido y fácil, así sea
encontrando la muerte en el intento. Esta razón nos hizo acudir a una persona
que viviera en el barrio y fuese conocido y poder llegar donde Anna, para que
ella mostrara su realidad, la que vive a diario.
El popular barrió la
Chinita, es sinónimo de violencia, el solo escuchar su nombre para algunos,
significa enfrentarse a un atraco seguro, e incluso cosas mucho peores, pero la
verdad es que las historias que se tejen ahí, no solo tienen que ver con
violencia. Al entrar al barrio, es como si el tiempo se hubiese detenido, y
solo avanzara en la parte norte de la ciudad, ver cómo crecen los edificios y
palmeras al estilo Miami beach, es algo que choca con la realidad de la
chinita. Perros escarbando en una basura que no contiene rastros de comida,
niños con platos en las manos, yendo donde el más afortunado del barrio a ver
si consiguen algo de alimento con que saciar su hambre. El llegar donde la
señora Anna fue realmente una lección de vida, pues su vivienda desprovista de
lo necesario para vivir cómodamente, ella lo considera lujos, pues con comer a
diario, y con que sus hijos puedan asistir al colegio alimentados, podría vivir
feliz hasta verlos crecer y ser hombres de bien.
Anna vive en una casa hecha
de cemento en una parte, y hecha de tablas en otra, y solo tiene un cuarto en
donde duermen ella y sus tres hijos, donde se acuesta haciendo una oración
junto con sus hijos por el próximo día que llegará. El día que viene es
incierto, pues espera que su hermano, quien es la única fuente de apoyo que
tiene, venga con algo de la tienda para sus hijos, y así poder mandarlos a la
escuela. Anna es una de las mujeres de la chinita que mejor vive, pues diagonal
a su casa, hay un pequeño refugio, de proporciones diminutos, al borde del
camino, por donde pasa un arroyo que si bien no es peligroso, alcanza el
refugio, y poco a poco va pudriendo las tablas inferiores, donde se pueden ver
hongos, y en algunas partes la madera cuarteada.
Anna nos cuenta que se
preocupa por el futuro de sus tres niños, pues ella es consciente que no vive
en el mejor barrio, y le preocupa las amistades con las que sus hijos se puedan
relacionar mas tarde. Si bien es cierto que los actos delictivos no respetan
clase social, hay más posibilidad de ir por el camino delictivo cuando se vive
en un panorama como la chinita, donde ha habido ocasiones donde son más de 3
los muertos en menos de una semana, y todo esto acompañado de las pandillas que
se han generado, las cuales se han enfrentado en el mismo barrio. Es todo un
fenómeno social, pues la única verdad es que la ayuda del gobierno en sectores
como la chinita, no la observamos por ningún lado, las mismas casas hechas de
cartón, otras de cemento pero en espacios inapropiados, y conexiones de energía
que pueden resultar mortales si un niño por su ingenuidad y curiosidad llegara
a tocarla.
Como no existe una
planeación de casas, es normal encontrar basuras en el camino, y uno de los
lugares preferidos para eso, es un poso donde se estanca el agua, algo
realmente dañino, pues esto se convierte en el criadero perfecto de mosquitos, bacterias
y demás entes dañinos, los cuales atacan a los principales afectados, los
niños. Anna cuenta que a causa de esto, varios niños murieron de dengue,
producto de los juegos que los niños tenían cerca al pozo, y por ende contraían
la enfermedad, a raíz de esto Anna ha encontrado una razón más por la cual no
dejar salir a sus hijos, privándolos de su niñez en cierto modo, pero es
preferible que jueguen en casa solos, a que encuentren la muerte afuera.
Si bien la chinita es
realmente un panorama desalentador, no todo el barrio es igual, hay una zona en
la que las casas toman mejor forma, y se ve más civilización, pero si esa zona
que esa tan cerca de la pobreza, y se encuentra en el mismo barrio, le da la
espalda, que se puede esperar para el resto de la ciudad.
La concentración esta en un
sistema de transporte masivo, el cual lleva años de espera, sin beneficiar a nadie,
en redoblar la seguridad en los barrios del norte y ver como se desarrollará el
próximo carnaval, pero campañas para los barrios más olvidados de Barranquilla,
ni se han tocado y ni se han realizado hasta el sol de hoy. El hacer uso de la
reflexión ayuda más de lo que muchos creen, con programas de deporte, arte, se
puede llegar a los corazones de jóvenes resentidos por no tener las mismas
oportunidades que otros, y así estos jóvenes contribuir con su zona, pues se ve
mejor un mural con un grafiti creativo, a un mural con un gran manchón de
sangre, que muestre la violencia que vive la zona. No se puede pretender que la
ayuda será inmediata y efectiva en el primer intento, pero los aportes, de
grano en grano, ayudan, y deja ver que se puede lograr un futuro mejor.
La pelea de los tres hijos
de Anna, por un caldero el cual tenía solo una capa de arroz, lo que
popularmente llamamos cucayo, fue una de las muestras que más nos marco, ver
como se peleaban como pequeños animales, pequeñas crías luchando por el
alimento, esta situación te dice que el problema nutricional en ese sector es
mucho más grave de lo que crees, y que es solo uno de los flagelos a los cuales
se enfrentan muchas personas que viven en estas zonas olvidadas, no solo de la
chinita, sino de todas las partes del mundo.
El mundo es una oda a la
humanidad, a celebrar la vida, de tenderse la manos unos a otros, dejando de
lado los prejuicios, y darse la mano unos con otros sin importar su raza,
porque no basta con que unos pocos vivan dignamente, basta con que todos puedan
sonreír, tener oportunidades, que vivan en un mundo lleno de oportunidades,
donde nadie se olvide de nadie. Millones de niños muriéndose de hambre en todo
el mundo, viviendo en condiciones deplorables, si bien muchos no tienen las
armas para enfrentar el mundo por no haber estudiado, o por pertenecer a etnias
que han sido desplazadas por la violencia, y solo tienen sus creencias, hay una
forma de ayudar al mundo y los problemas, sin pretender abarcar todo, desde
nuestra localidad podemos comenzar a ayudar, y hacer notar el cambio, ser un
agente de cambio.
Según los ocho objetivos del
desarrollo del milenio, se reduciría la mitad de la pobreza y el hambre,
lograríamos la enseñanza primaria a nivel mundial, promover la igualdad entre
los sexos, reducir la mortalidad infantil entre otras metas, de las cuales
ninguna se ha hecho realidad, todo lo contrario, ha habido más muertes por
hambre y desnutrición, las muertes infantiles por diversas causas, y el mundo
sigue quieto, de brazos cruzados, prestándole atención a cosas vánales como el
circulo de la moda, la semana de la moda en New York, en el caso de Colombia,
el reinado Nacional de la belleza, realizado en Cartagena, la Cartagena bonita
claro está, porque la Cartagena que nadie quiere ver se oculta tras los hoteles
y el glamur de la ciudad amurallada.
Las preocupaciones de Anna
son muy distintas a la de muchas personas, pues ella solo quiere arreglar la
gotera que tiene encima del colchón donde duermen, terminar el techo para que
cuando llueva no sufrir una inundación en su casa, y alguna ayuda para sus
hijos, pues muchas de las necesidades, su hermano no puede suplirlas. Anna
quiere salir adelante, quiere capacitarse, hacer algún curso provechoso, pero
no quiere dejar a sus hijos solos, por temor a que tomen malos caminos, por eso
guarda en Dios todas sus fuerzas.
Realidades como la que se
vive en la chinita, también son atribuidas al hecho de que muchos de sus
habitantes, nunca han recibido una educación y por ende no pueden surgir y
desempeñarse en la sociedad productivamente, en el caso de Anna, solo llego
hasta 5 grado de primaria, y de ahí no continuo más, pero ella dice que nunca
estar de para terminar algo que ya esta comenzado, pues sus sueño es terminar y
aprender algo, para así poder sacar a sus niños adelante. La falta de escuelas,
de centros hospitalarios y demás, es
preocupante no solo en la chinita, si no en muchos sectores, que en el mejor de
los casos solo cuentan con una sola institución de cada uno de las dos entidades
antes mencionadas, las cuales no se encuentran adecuadas para el servicio, pues
las instalaciones están en un estado inservible.
Los que tenemos la
oportunidad de estudiar y ejercer una profesión, estamos llamado a ser agentes
de cambio, no solo exponer nuestras ideas, sino llevarlas a la realidad,
médicos, arquitectos, comunicadores, todos pueden brindar un aporte a la
sociedad, si esa ayuda la hicieran todos los profesionales del mundo, de seguro
que las cosas serian muy diferente, pero el problema principal es que somos
indiferentes ante la problemática mundial, si nosotros tenemos para vivir, con
eso nos basta, y todo se convierte en una lucha individual, por eso el mundo se
deteriora, miles de árboles son talados, etnias sacadas de sus zonas, acabando
con fauna, personas desplazadas que terminan en dichos barrios armando un
refugio con lo que se puedan encontrar, durmiendo al nivel de los rastreros. En
el barrio la Chinita se estima que hay
un 23% de población desplazada, y claro,
como si el problema no fuera grande, se le suma el abandono de planeación
urbana, la cual brilla por su ausencia.
Como Anna, hay miles de
madres que luchan por un futuro mejor, alejadas del camino fácil, que se
aferran a Dios sin importar las condiciones precarias por las cuales están atravesando,
esperando una luz, un apoyo, pues el mundo mañana puede ser un mundo mejor, o
peor, todo depende nosotros.
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