Welcome !

jueves, 12 de julio de 2012

EL CHE TAMBIÉN ARREGLA ZAPATOS



Por: Carlos Augusto Jiménez Delgado

Entre puntada y puntada, recuerdos de un líder y muchos zapatos a su alrededor, se encuentra un hombre cuyo aspecto haría pensar que el fantasma del Che Guevara, ronda por el centro de Barranquilla  a plena luz del día y con 30 grados centígrados. Sus viejas y cutres manillas engalanan  sus brazos,  recubierto de venas que salen a la vista por su delgadez.  Una estampa del Che en su camisa, abarca su pecho y sus costillas, y alzando la vista hasta su rostro, parece como si al mismo Che se lo hubiese llevado la muerte, pero no, se trata de Pedro Antonio Vergara Mena.

Su prominente barba, su abundante cabellera, que aunque un poco desalineada y encrespada, tratan de asemejarse a la lisa y brillante que tuvo el Che Guevara. En su frente rasgada por las arrugas que vienen con los 75 años de andar de travesía en travesía, posa Boina con una estrella de 5 puntas, tal como la que lleva el Che en su camisa, y por si fuera poco, lleva tres imágenes del líder encima. Su ideología de revolucionario permanece intacta, ya un poco cansada por los años que le pesan, pero esta es la razón por la que Pedro defiende a capa y espada su héroe, por ser honesto y leal con sus convicciones.

Entre las muchas fotografías que cubren la pared de su zona de trabajo, arregla zapatos y va contando  sus historias. Un mundo de Globos coloridos, payasos, juegos de atracción, niños corriendo, se acerca una bicicleta con un motor incorporado, que tenía 4.500 kilómetros de recorrido, y venia echando humo desde las provincias de Argentina, hasta llegar a ese parque de diversiones en Cúcuta. De la bicicleta se baja un hombre que marco la vida de Pedro, pues en aquel viejo parque de diversiones conoció a su ídolo, el Che Guevara.

Durante más de 20 minutos el Che Guevara hablo con Pedro en el año 59, sobre sus semejanzas, sus ideologías, y  sobre la fuerza de las ideas. Entre risas y gritos de niños, el Che se despide de Pedro, y solo ve como el humo de la bicicleta Motorizada va desapareciendo, mientras aquel líder se aleja y se pierde en el Horizonte, y agradece a Dios por haberlo puesto a trabajar en ese parque.

El Che Vergara también se enamoró, y la prueba de eso son sus tres hijos, Luis Alfonso, Mónica Piedad y Gira Patricia, productos de un amor que  no quiere recordar, pues mientras los mencionaba orgullosos, ante la pregunta ¿Cómo conoció a la madre de sus hijos?, frunce el seño y el ojo que tiene más pequeño lo cierra completamente, una expresión que no muy a menudo tiene el Che Vergara en su cara, pues según todos, siempre está con una sonrisa plasmada en su cara, así que lo mejor era no seguir indagando en ese tema. 

Afanado se nota cosiendo un zapato, y al mismo tiempo saluda a cuanto curioso pasa, quienes se quedan escuchando lo que el Che Vergara va contando, como si fuera famoso, pues este hombre se conoce todo el centro de Barranquilla. Mientras extiende su mano para coger un zapato, deja ver una cicatriz en su brazo izquierdo, muy cerca del codo, y era obvio que tras esa cicatriz había una historia que contar. Pedro nos mira, y dice, ‘’ y no es la única que tengo’’, en ese momento se alza el dobles de la pierna izquierda, y deja ver otra cicatriz.

‘’A San Nicolás, La Virgen del Carmen y el Sagrado Corazón le debo mucho’’ dice el Che Vergara, sus cicatrices son producto de obras divinas de estos santos, pues obraron en el, en el momento que más lo necesitaba. Un gran lobanillo, muy protuberante apareció de repente un poco más arriba del codo, según Pedro, un primo sufrió de lo mismo, solo que este contó con tan mala suerte, que cuando lo operaron, murió.

Pedro no quería someterse a una cirugía, no tenía seguridad social, y además le temía a la muerte. Debido a su extrema devoción hacia su religión, el catolicismo, Pedro asistía a todas las procesiones, y en una de ellas vio la estatua de San Nicolás, y al verla no lo pensó dos veces, puso su mano en ella y pidió por la curación, sobaba al santo y se sobaba su lobanillo. Después de 13 días, su lobanillo explotó  sorpresivamente, dejándole una marca imborrable no solo en su cuerpo sino en su mente.

Se podría pensar que Pedro Antonio siempre ha tenido su puesto de zapatería en el centro, pero en la década de los 70, tuvo una frutera por el parque la paz, más conocido como el parque de los enamorados, donde sucedió otro de sus milagros, el cual esta vez se lo debe a la Virgen Del Carmen.  Una tarde, Pedro llego a su casa en el barrio las palmas, y como de costumbre procedió a quitarse las manillas, y una de ellas la dejo en la mesa, Mónica Piedad, todavía una niña, llena de curiosidad por los objetos extraños con los que cargaba su padre, tomo la manilla y se la ha tragado como si se tratara de un dulce, solo que este era de hierro.
Mónica tuvo fiebre, pérdida de peso, y a pesar que acudieron al médico, no mostraba mejoría. Pedro Angustiado, se encomendó a la Virgen Del Carmen, le pido que no permitiera que su hija muriera, y que si era preciso él se entregaba por ella, si tenía que dar una pierna por parte de pago la daba, así le tocara un año sin trabajar. Mientras el Che Vergara Pasa la mano por su cicatriz, nos mira con sus ojos arrugados, y dice, ‘’ Unos días después, mientras trabajaba, una señora fue a comprarme una docena de naranjas, cuando voy a bajarme a la acera a coger las naranjas, pasa un bus, y me pisa la pierna izquierda, fracturándomela, y dejándome incapacitado un año, como lo pedí, y a los tres días mi hija se sano completamente’’.

 La bola de trapo iba y venía cuando jugaban los niños, mientras ellos jugaban, Pedro estaba trabajando fuertemente, pues nunca se detuvo a compartir y a gozar su niñez como otros. Su infancia transcurrió en el barrio San Isidro al lado de su madre, sus labios nunca pronuncian el nombre de su padre, y solo deja ver el duro esfuerzo que su madre, Glacia Mena De Vergara, hizo por sacarlo adelante. Lo más probable es que a muchos se les pase por la cabeza que un hombre que trabaja como zapatero, creyéndose el Che Guevara, no haya pasado por un pupitre, pero Pedro sabe lo que es estudiar, de niño estudio en el Colegio San Roque, donde obtuvo su título de bachiller, luego paso por el  Sena, donde estudio Mecánica Automotriz y soldadura eléctrica. Llego a la Universidad Del Atlántico, donde su futuro era prometedor, pero en tercer semestre de Socialismo, se retiro, pues la situación económica, lo obligo a trabajar para poder sobrevivir.

La vida entre lucha y lucha, le ha dejado grandes satisfacciones al Che Vergara, pues como dice Celia Cruz, la vida es un Carnaval, y  Pedro se los ha gozado como debe ser, pues siempre ha tenido tiempo para su carnaval, ya son 40 años representando al Che Guevara, rindiéndole tributo. En el año 2002, Pedro Antonio Vergara Mena, Patrocinado por la fundación del Carnaval de Barranquilla, Viajó junto a otros catorce personajes del carnaval, a Alemania, donde conoció varios lugares y culturas, y pudo decir, que el Che Vergara, es internacional.

En la carrera 38 entre calle 34 y 35, posando en una esquina llena de historia, de recuerdos, anécdotas, se encuentra el, Arreglando zapatos a diario, y al mismo tiempo  recordando aquel ídolo que muchos siguen, que muchos recuerdan, porque ahí está el Che Vergara.



No hay comentarios:

Publicar un comentario