Welcome !

jueves, 12 de julio de 2012

SIN PERDER MI NIÑO INTERIOR




Por: Carlos Augusto Jiménez Delgado

Si tan solo fuera un niño juguetón, sin preocupaciones, con ganas de salir a jugar y respirar del aire fresco y recibir el sol radiante mientras pateo un balón, o corro para esconderme del villano que me está buscando. Entre olor a café de leche en las mañanas, y al son de tamarindo seco, que sonaba en todas las reuniones que hacia la tía Leila quiero perderme, esconder los bolsos de las primas y saber que mañana no tengo que presentar el trabajo de redacción. De una colección vasta de juguetes, ya no queda ni uno, de los juegos, solo queda el recuerdo, pero aun permanece ese niño, en el interior, el que me invita a soñar y a verme de distintas formas en un futuro. Con dos décadas encima, aun le temo a la muerte, esa sombra que me persigue desde pequeño, el no saber que hay después, el temor de dejar inconclusas mis actividades en esta vida, el temor de ser un fracasado y morir siéndolo. Cuando me siento a recordar mis historias, mis caídas, es como abrir una ventana en mi conciencia, por ejemplo, mi primer beso, un beso que jamás he entendido, pensé que sería distinto, pero no, un sabor a mandarina y un mordisco, me recuerdan mi torpeza y mi inexperiencia, recuerdos que viven, y que me hacen reír cuando salen a flote, recuerdos que dejan marcas, como el aterrizaje forzoso de un avión al lado de mi ojo izquierdo, si, suena inverosímil, pero solo fue un avión de juguete, que lanzo un compañero de clases de rabia, porque no quería prestármelo, y ahí posa la cicatriz, recordándome que por poquito y soy tuerto. Entre recuerdos y sueños, se me olvida que hay una realidad que debo afrontar, velar por mí mismo, consciente de que madre y padre no duran toda la vida, a veces quisiera retroceder el tiempo, y perderme en las aventuras de cuando era niño, pero las responsabilidades se asumen, y hay que afrontarlas con sabiduría, quizás ese niño interior me ayude a seguir soñando, y alcanzar mis metas, y pasar de un estudiante a un profesional con un futuro brillante, eso sí, jamás olvidándome de lo más importante de la vida, ser feliz en lo que hago.


El futuro es algo que está constantemente en mi cabeza, al punto de atormentarme en ocasiones, pues no se qué será de mí, pero aunque sea incierto y misterioso, no es motivo suficiente para darme por vencido, las cosas inconclusas y a medías no me gustan, todo lo que tiene un comienzo tiene un final y así debe ser. La magia de ese niño interno me acompaña, sigo soñando y sigo volando, perdiéndome en mis recuerdos y en mis anhelos, y espero que nunca se vaya ese niño, sin en el sería uno más del montón, no le imprimiría ese sello mágico a cada trabajo, solo espero contar con el por siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario